domingo, 8 de julio de 2007

Amigo, si te enamoras, sé sincero y no la cagues. Si la puedes ver, ve a por ella, si la puedes tocar, tócala, si la puedes amar, ámala. Ámala una y otra vez, hasta el desmayo. Muéstrale lo mucho que la quieres, sin escusas, con el corazón abierto de par en par, sin miedo al mañana o al qué dirán. Si la quieres, abrázala y fúndete con ella como si fuera el último abrazo de la Tierra. Ámala y ámala bien, sin trabas, sin seguros, sin esperas. Si no puedes amarla, por el motivo que sea, prepárate para sufrir, porque no hay nada más amargo que ver un lago de agua fresca a través de un irrompible muro de cristal mientras te deshidratas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bellas palabras, sobre todo teniendo en cuenta que las leo en un blog llamado sexoguarro.
cada día intento seguir el consejo que propones, no es fácil, pero cada día que lo consigo es un buen día!

VANESA CASTELLANOS dijo...

Ole, ole y ole!!!!